Con el paso de los años escribiendo en este blog y viendo qué tipo de contenidos os son realmente de mayor utilidad, me he animado a ir desempolvando antiguos libros y reciclar conocimientos para crear contenidos que nos puedan resultar de mayor interés. Seguramente te preguntes cómo es el proceso de envejecimiento de la piel o cómo tiene lugar la formación de los brotes de acné, entre otros problemas muy comunes y por los que me soléis preguntar. Vamos a hacer un pequeño repaso poco a poco de algunos conceptos básicos que te ayudarán a comprender mejor este proceso. Todas las entradas relacionadas las tendréis en las secciones de Dermocosmetica y Salud.
UNA BARRERA ENTRE MEDIO INTERNO Y EXTERNO
La piel es el tejido más grande del organismo, ya que envuelve por completo la superficie corporal. Pesa alrededor de 4 kg y en su composición encontramos agua (70%), minerales (sodio, potasio, calcio, magnesio y cloro, carbohidratos (sobre todo glucosa), lípidos (en especial colesterol), y proteínas (como el colágeno y la queratina).
Protege y divide del exterior, participa en la termorregulación del cuerpo, tiene función inmunológica y endocrina. Por si fuera poco, es una barrera a las radiaciones así como las infecciones, y colabora en la síntesis de vitamina D.
Entre los factores físicos de los que nos protege, los más destacados son el sol y las radiaciones, sobre todo la ultravioleta. Pero también nos defiende de las condiciones y temperaturas extremas (frío, calor, falta de humedad...) así como de los cambios ambientales a los que nos vemos expuestos por el efecto de la calefacción y el aire acondicionado. Otras agresiones importantes de las que nos protege es de los traumatismos, entre los que podemos destacar la presión, los golpes y la abrasión.
Pero la piel también nos defiende a nivel químico, gracias al manto ácido graso de su superficie, que la mantiene en un pH ligeramente ácido que nos protege de los compuestos alcalinos, así como de las infecciones. A nivel biológico nos protege de numerosos patógenos, como son los virus, bacterias y hongos.
Por otro lado, las alteraciones cutáneas, nerviosas y hormonales pueden confluir. Hasta un 70% de las enfermedades de la piel están asociadas a alteraciones psicológicas. Por lo que podemos decir que aunque de forma indirecta, el factor psíquico influye en la inmunidad y estado de la piel.
La primera barrera inmunológica que el cuerpo presenta contra las infecciones es la cutánea, de forma tanto pasiva como activa. Entre sus características más especiales, está el presentar un pH ligeramente ácido, presentar ácidos grasos antibacterianos y poseer una flora saprófita que actúa como microorganismos competitivos. Sin embargo, existen mecanismos activos mediante los cuales la piel se defiende de los patógenos y otras sustancias ajenas al organismo.
La piel se defiende estratégicamente de forma activa gracias a diferentes células que forman el Sistema Inmunitario. En la epidermis destacamos las células de Langerhans, que son unas leales centinelas que detectan y destruyen los antígenos. Una vez que el organismo detecta un antígeno extraño, se desencadena una cascada de señales que dan lugar a una respuesta inflamatoria, lo que provoca que las células de Langerhans se activen y migren desde la médula ósea al foco de infección. Una vez captan ese antígeno, lo procesan para presentarlo a otras células en los ganglios linfáticos más cercanos.
En este complejo proceso de defensa intervienen otras líneas celulares del sistema inmune, como son los queratinocitos, linfocitos y macrófagos.
Sin embargo, a veces la piel genera una reacción exagerada y fuera de lugar, lo que llamamos Reacción de Hipersensibilidad. Puede tener lugar por patógenos, sustancias ambientales (polen, ácaros, alimentos…) y moléculas de nuestro propio organismo. Lo que conocemos como reacciones alérgicas (cuando son ajenas al organismo, por el llamado "alérgeno") y autoinmunes (cuando tienen lugar contra elementos propios o "autoantígeno").
Numerosas enfermedades y problemas de la piel están directamente relacionadas con alteraciones del sistema inmune. Algunas de ellas son las dermatitis, psoriasis, el vitíligo o la fotosensibilización.
ESTRUCTURA Y MORFOLOGÍA DE LA PIEL
La piel se compone de tres tipos de capas o epitelios principales. que suman un grosor total que va de 0,5 a 4 mm, siendo el rostro una de las zonas donde se presenta más fina, sobre todo en los párpados y el contorno de las ojeras. Este grosor cambia además a lo largo de la vida, siendo más fino en bebés y edades avanzadas.
Si dividimos estas capas, de más superficial a más profunda, nos encontramos:
- Epidermis: formada por queratinocitos y melanocitos fundamentalmente. Es la que impermeabiliza y protege. Tiene a hacerse más fina al envejecer, debido a que la renovación celular disminuye en al capa basal. Es una capa avascular, mientras que a la dermis e hipodermis sí llegan las terminaciones de los capilares subcutáneos.
- Dermis: compuesta principalmente de colágeno, ácido hialurónico y elastina. Es la capa que nutre y hace de soporte a la epidermis; y que a la vez terminará convirtiéndose en ésta al ascender a capas superficiales. También encontramos en ella folículos pilosos, glándulas sudoríparas, sebáceas y capilares sanguíneos.
- Hipodermis: capa más profunda, en la que principalmente encontramos tejido adiposo y conectivo.
Otro componente de la piel a destacar son los anejos, entre los que destacan las glándulas sudoríparas (producción de sudor) y las glándulas sebáceas (producción sebácea), que desembocan al exterior atravesando la dermis. La secreción de estas glándulas influye directamente en la humedad y la grasa de la piel, por lo que según cómo se comporten se observará distinto estado en la piel.
Las secreciones de estas glándulas y anejos, así como los corneocitos anucleados que se van depositando sobre la epidermis, forman la capa más externa de la piel y con mayor interés en dermocosmética: el Manto Ácido Graso o Manto Hidrolipídico, del que hablaremos en mayor profundidad en futuras ocasiones.
Integrando las funciones de la piel con sus elementos, podemos concluir que las principales son:
- Queratínica: por la queratina producida por los queratinocitos de la epidermis. Protección contra agresiones físicas (radiaciones y fuerzas mecánicas), químicas (ácidos y alcaloides débiles) e impermeabiliza la piel.
- Melánica: gracias a la melanina producida por los melanocitos de la capa basal de la epidermis. En los melanosomas se elabora el pigmento melanina, formado por eumelanina (color café-negro), feomelanina (de color amarillo-rojo), un grupo de melaninas de tipo mixto, así como por un grupo de pigmentos endógenos como son la hemoglobina, oxihemoglobina y carotenos. Protección contra las agresiones físicas (en especial, la radiación).
- Sudoral: que produce sudor y otras sustancias gracias a las glándulas sudoríparas ecrinas y apocrinas. Participando así en la termorregulación gracias al proceso de transpiración, el equilibrio hidro-eléctrico y protegiendo la piel.
- Sebácea: formadora del sebo gracias a las glándulas sebáceas. Participando así en la formación de ácidos grasos esterificados (50%), ácidos grasos saturados y no saturados (20%), así como colesterol y otras sustancias, como fosfolípidos y vitamina E (5%). El sudor y el sebo son los responsables de la creación del manto ácido graso, que actúa impermeabilizando y protegiendo la piel.
- Sensorial: ya que a través de la piel recibimos información perceptiva de temperatura y tacto. Se ha relacionado los corpúsculos los de Meissner con el tacto, el de Krause con el frío, el de Pacini con la presión profunda, y de Ruffini con la sensación térmica. En la dermis existen terminaciones nerviosas nociceptivas o receptores del dolor, fundamentales para la supervivencia.
Llegado a este punto, subrayo que existen diferentes límites o competencias profesionales a la hora de intervenir en la piel, entendiéndose que la medicina es la ciencia que puede tratar la piel a todos los niveles, mientras que la cosmética sólo llega hasta la dermis. Por ello, en este post comentaremos las generalidades más importantes sobre la epidermis.
HISTOLOGÍA DE LA EPIDERMIS
Los epitelios o tejidos corporales se clasifican inicialmente según disposición de las células. En la epidermis se encuentran en forma de hoja; situándose una junto a otra de forma contigua. En este tipo de tejido existe por lo tanto poco espacio entre las células, por lo que es avascular (sin vasos sanguíneos) y el tejido conectivo presente en el espacio intercelular es el responsable de aportar la nutrición y oxígeno necesarios.
A su vez, el epitelio se clasifica según la morfología del número principal de células que lo componen; escamosa, cuboidal o cilíndrica. Si observamos la piel al microscopio, nos encontramos cómo las láminas más basales de la epidermis se forman por células más cúbicas, que conforme ascienden se hacen poligonales y posteriormente aplastadas.
Otro último dato diferencial sería la presencia o no de queratina. En el caso de la piel la queratina es el claro elemento distintivo, cuya función es esencial, ya que la epidermis es en resumen una capa protectora formada principalmente por queratina y células muertas.
Así que en resumen, en el caso de la epidermis, estamos ante un epitelio plano o escamoso estratificado queratinizado. En él encontramos a su vez nuevas capas, sobre las que hablaremos en profundidad en futuras ocasiones:
- Manto ácido graso: capa más superficial y que se considera ficticia o teórica, ya que no es estructural y no forma propiamente parte de la epidermis. Se forma por la mezcla de la producción de sudor y el sebo. Aporta a la piel suavidad, elasticidad, y protección contra las infecciones (por su pH ácido). Forma la barrera de permeabilidad y está constituida por lípidos y corneocitos.
- Estrato Córneo: es la capa más gruesa y externa de la epidermis, se encuentra más aumentada en las zonas de piel gruesa. Se integra por células muertas sin núcleo (corneocitos, queratinocitos en fase terminal) con forma aplanada y que contienen queratina.
- Estrato Lúcido: sólo tiene relevancia en la piel gruesa (palmas de las manos, plantas de los piés, rodilla, codo, espalda...).
- Estrato Granuloso: formado por células con alto contenido en gránulos de queratohialina, precursora de la queratina.
- Estrato Espinoso o de Malphigi: compuesto por varias capas de líneas jóvenes de queratinocitos unidos entre sí por puentes intercelulares o desmosomas.
- Estrato o Membrana Basal o Germinativo: compuesta principalmente de queratinocitos y melanocitos. De esta capa derivan el resto conforme van ascendiendo los queratinocitos maduros. También presenta en pequeña proporción melanocitos, células de Merkel y células de Langerhans. A este nivel de se une la epidermis con la dermis, un punto de unión donde tienen lugar las alteraciones que producen las enfermedades ampollosas adquiridas y congénitas.
Con esto podemos concluir que la queratina es la principal proteína de la epidermis, mientras que otras tan famosas como el colágeno o la elastina tienen su protagonismo en capas más profundas de la piel, a la que no llegan los cosméticos o tratamientos tópicos.
Cabe destacar que existen al menos 20 queratinas epiteliales y 10 de pelo; según la clasificación de Moll. Las alteraciones en su síntesis o producción dan lugar a determinadas enfermedades, como la epidermólisis ampollar simple, el carcinoma epidermoide o la psoriasis.
CLASIFICACIÓN Y TIPOS DE PIEL
Una de las dudas más frecuentes están en torno a qué tipo de piel tenemos. Como cabe imaginar, todo dependerá de la proporción en la que se presenta cada uno de los elementos de la piel (glándulas sudoríparas, sebáceas, ácido hialurónico, melanina, etc) y su índice de actividad. Pero en principio, todas las pieles son mixtas, ya que según qué zona, veremos que cada uno de esos elementos tendrán mayor o menor presencia.
Lo que solemos clasificar es la tendencia global de la piel (y que se traduce especialmente en el Manto Ácido Graso) como una forma de generalizar, para poder ponerle una etiqueta. Esta clasificación es meramente orientativa, ya que la piel puede cambiar incluso por milímetros y al ser un órgano dinámico puede necesitar cuidados diferentes según la época del año u otros factores. A lo largo de tu vida, puedes pasar por muchos tipos de pieles diferentes. Incluso por todos.
El factor que se tienen más en cuenta en cosmética a la hora de clasificar la piel es el manto ácido graso (el comportamiento de las glándulas sudoríparas y sebáceas), de este modo, se esbozan cuatro tipos principales: seca, norma, mixta y grasa.
Según el comportamiento de las células de la línea inmune que forman la piel (reacciones alérgicas y de hipersensibilidad), se añade un quinto tipo de piel: la sensible. La piel sensible tiende a estar asociada a una piel seca, pero la piel acneica lidera otro tipo de sensibilidad característica de una piel más grasa.
Según la gravedad de esa respuesta inmune, la piel puede presentar desde reacciones leves y ocasionales, hasta incluso una intolerancia completa con efectos sistémicos globales (véase el shock anafiláctico).
A estas clasificaciones se le añaden diferentes afecciones patológicas que precisan de atención médica. Como es la piel acneica, atópica o la dermatitis seborreica, entre otras.
A nivel médico existen otros muchos parámetros a tener en cuenta a la hora de valorar una piel, como es el fototipo o escala Fitzpatrick (I a VI), la edad (piel del prematuro, del bebé a término, lactante, infantil, puberal, adolescente...), métodos de exploración específicos (dermoscopio), topografía, morfología, y otras tantos parámetros que quedan reservados a este ámbito profesional.
CÓMO ENVEJECE LA PIEL
Las causas y el mecanismo del envejecimiento aún despiertan muchas incógnitas, pero de forma global sus factores se clasifican en intrínsecos (edad y herencia genética) y extrínsecos (el resto).
El proceso de envejecimiento celular se caracteriza principalmente por disminuir su velocidad de replicación (las células se dividen menos) y su metabolismo (van presentando menor actividad metabólica).
Esto se traduce en que con el paso del tiempo la capa epidérmica y dérmica van presentando menor capacidad de regeneración, haciendo que la piel sea más fina y vulnerable. Es por ello que las personas mayores tienden a requerir mayor ingesta de agua, ya que pierden la hidratación corporal mediante transpiración. Por eso precisan cosméticos más oclusivos.
Otras consecuencias importantes del declive del metabolismo celular, encontramos una menor síntesis de queratina, ácido hialurónico, colágeno y elastina. Responsables de la hidratación, firmeza y elasticidad de la piel. Motivo por el que estos nutrientes han sido propuestos en nutricosmética y dermocosmética de cara a la piel madura, pero sin un claro beneficio demostrado.
Algunos factores extrínsecos implicados en el envejecimiento de la piel son de tipo estructural (la propia anatomía facial, cantidad y calidad de los capilares subcutáneos, la práctica de deporte...), mecánico (contracción de los músculos faciales), hormonal (estrógenos y alteraciones del ritmo circardiano) y psíquicos (ansiedad, depresión, estrés…).
Por supuesto, el hábito tabáquico y otras actividades nocivas suponen un peor envejecimiento de la piel. Se han realizado estudios en hermanos gemelos con y sin hábito tabáquico, donde los resultados son muy esclarecedores acerca de su influencia negativa.
Cada tipo de piel no sufrirá del mismo modo el paso del tiempo. Por ejemplo, la piel seca es una de las grandes desfavorecidas. Tenderá a presentar menor producción de grasa (la cual es necesaria) y esto ocasionará una pérdida de agua. Si el agua de la epidermis y dermis queda en niveles inferiores al 10%, dará una sensación de tirantez y piel áspera, o incluso picor. No hay que olvidar que una piel seca está siempre más desprotegida ante las agresiones (mayor tendencia a la formación de manchas solares, por ejemplo), y también sufre más de reacciones de hipersensibilidad.
No obstante, una misma persona suele pasar por diferentes tipos de piel a lo largo de su vida. Así que no existen dos pieles que envejezcan de igual forma. Lo que sí es cierto es que la tendencia general con el paso de los años es hacia una piel seca.
A nivel de cosmética existen tres pasos básicos para ayudar a desarrollar una defensa contra la edad: limpiar, hidratar y proteger (sobre todo del sol, con la ayuda de fotoprotector y otras medidas de barrera como son los gorros y sombrillas) durante todos los días del año.
Sin olvidar que tanto limpieza como hidratación, deben ajustarse a las necesidades reales y siempre optando por una postura lo más conservadora posible en cuanto a fórmulas cosméticas y prácticas se refiere.
Referencias:
Texto Atlas de Histología 2ª Ed. Mc Graw Hill
Dermatología Atlas Diagnóstico y Tratamiento 5ª Ed. Mc Graw Hill
Aging alters functionally human dermal papillary fibroblasts but not reticular fibroblasts: a new view of skin morphogenesis and aging.
Molecular aspects of skin ageing.
A three-dimensional skin equivalent reflecting some aspects of in vivo aged skin.
podías escribir un libro con toda esta información interesante!
ResponderEliminarJajaja muchas gracias por la sugerencia, de momento los libros los dejo en manos de los expertos. Un abrazo!!! <3
EliminarGenial la entrada, Julia.
ResponderEliminarSigue haciendo éste tipo de entradas y me tendrás cada vez más enganchada a tu blog xD. Te doy aún más puntos por poner las referencias bibliográficas :D.
(Por cierto, muy grande el Atlas de Histología de Mc Graw Hill. Ese libro me salvó la vida en las primeras clases de histología digestiva).
¡Un saludo!
Muchísimas gracias, no sabes la ilusión que me da cada vez que veo por aquí un comentario tuyo! Y en cuento al libro de histología... qué mítico es verdad?! jajaja Yo creo que ha sido de las mejores inversiones de muchas de las que somos de la rama sanitaria. Un abrazo!!
EliminarMenuda entrada! Me ha encantado leerla y recordar lo poco que sabía sobre el tema y quedarme con muchos datos interesantes!
ResponderEliminarEs una gozada leer este tipo de contenidos, por lo menos para mi. Se nota que te la has trabajado (se nota el esfuerzo de síntesis que has realizado). En fin, una entrada de 10!! Un besote!
Muchísimas gracias Noelia!!! comentarios así son los que hace que me anime a seguir escribiendo y dedicando mi tiempo libre al blog. Un abrazo!
EliminarEntrada de matrícula de honor, enhorabuena por tan buen trabajo y por tu blog!!
ResponderEliminarMiles de gracias!!!!!! <3
EliminarWow que interesante post y cuánta información nos compartes!!! Enhorabuena sigue haciendo este tipo de contenido que mucho gusta!!!
ResponderEliminarGracias guapa!!! Lo tendré muy en cuenta, seguiré por esta línea! Un abrazo!!!!
EliminarMuchas gracias. Este post para las que somos aficionadas a la cosmética y su parte mas científica es una joya
ResponderEliminarMiles de gracias!!! Hace mucha ilusión saber que ha podido resultar útil. Un abrazo!! <3
EliminarUn post muy completo y aclaratorio.
ResponderEliminarMuchísimas gracias como siempre por pasarte y participar ángeles. Un abrazo!
EliminarHola Julia.
ResponderEliminarGracias por tu entrada; es un trabajo digno de agradecer.
Yo quiero aportar mi pequeño comentario porque cada piel es diferente y la herencia debe de tener una carga importante.
Tengo casi 44 años y soy muy morena. Tomo el
Sol en verano, a ratitos, y jamás he usado protección solar ni en cara ni en cuerpo. No tengo ni una arruga en la cara ni una mancha. Puede resultar extraño pero es así. Con esto no quiero decir que no se use, imagino que es un error, quiero decir que cada piel es única. Besos!
Hola Marián! Muchísimas gracias por comentar y compartir tu visión. Un abrazo!!
EliminarUn post muy completo !!!
ResponderEliminarGracias por la informaación.
Besitos